Meditacion con Jesús y Santa Faustina
Dialogo de Dios Misericordioso con el alma que sufre
Oh alma te veo tan doliente, veo que ni siquieras tienes fuerzas para hablar conmigo. Por eso te hablaré solo Yo, oh Alma. Aunque tus sufrimientos fueran grandísimos, no pierdas la serenidad del espíritu ni te desanimes. Pero dime, niña Mía, ¿quien se ha atrevido a herir tu corazón? Dímelo todo, se sincera al tratar conmigo, descubre todas las heridas de tu corazón, Yo las curaré y tu sufrimiento se convertirá en la fuente de tu santificacion. El alma: -Tengo tantas cosas variadas que no se de qué hablar primero ni como expresar todo esto. Jesús: -Háblame simplemente, como se habla entre amigos. Pues bien niña Mia, ¿que es lo que te detiene en el camino de santidad? -el alma- La falta de salud me detiene en el camino de la santidad, no puedo cumplir mis obligaciones, pues soy un sufrelotodo. No puedo mortificarme ni hacer ayunos rigurosos como hacian los santos; ademas no creen que estoy enferma y al sufrimiento físico se une el moral y de ello surgen muchas humillaciones. Ves, Jesús ¿como se puede llegar a ser santa en tales condiciones? Jesús- Niña, realmente todo esto es sufrimiento, pero no hay otro camino al cielo fuera del Via Crucis. Yo Mismo fui el primero en recorrerlo. Has de saber que éste es el camino mas corto y el mas seguro. - Señor otra vez una nueva barrera y dificultad en el camino de la santidad: por ser fiel a Ti, me persiguen y me hacen sufrir mucho. -Jesús: Has de saber que el mundo te odia porque no eres de este mundo. Primero Me persiguió a Mi, esta persecución es la señal de que sigues mis huellas con fidelidad. Asi pues, niña Mia esta vez me has contado mucho. Yo se que es un gran sufrimiento el de no ser comprendida y sobre todo por los que amamos y a los cuales manifestamos una gran sinceridad, pero que te baste que Yo te comprendo en todas tus penas y tus miserias. Me agrada tu profunda fe que, a pesar de todo, tienes en Mis representantes , pero debes saber que los hombres no pueden comprender plenamente un alma, porque eso supera sus posibilidades. Por eso Yo Mismo Me he quedado en la tierra para consolar tu corazón doliente y fotificar tu alma para que no pares en el camino. El alma que sufre es la que mas cerca está de Mi Corazón.
Oremos Oh Dios, cuya Misericordia es infinita y cuyos tesoros de compasión no tienen límites, míranos con Tu favor y aumenta Tu Misericordia dentro de nosotros, para que en nuestras grandes ansiedades no desesperemos, sino que siempre, con gran confianza, nos conformemos con Tu Santa Voluntad, la cual es idéntica con Tu Misericordia, por Nuestro Señor Jesucristo, Rey de Misericordia, quien con Vos y el Espíritu Santo manifiesta Misericordia hacia nosotros por siempre. Amén.
Dios, Padre misericordioso,
que has revelado tu amor
en tu Hijo Jesucristo
y lo has derramado sobre nosotros
en el Espíritu Santo consolador,
te encomendamos hoy el destino
del mundo y de todo hombre.
Inclínate hacia nosotros,
pecadores; sana nuestra debilidad;
derrota todo mal;
haz que todos los habitantes
de la tierra experimenten tu misericordia,
para que en ti, Dios uno y trino,
encuentren siempre la fuente de la esperanza.
Padre eterno,
por la dolorosa pasión
y resurrección de tu Hijo,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero. Amén.