"...Terminada la hora fui delante del Santísimo Sacramento y como la miseria y la nada mas grandes le suplique por su misericordia y que se dignara sanar y purificar mi pobre alma."
Desde la primera hora, cuando me desperté, enseguida mi alma se sumergió entera a Dios en este océano de amor. Sentía que estaba toda sumergida entera en El. Durante la Santa Misa mi amor hacia El alcanzó una gran intensidad. Después de renovar los votos y de la Santa Comunión, de repente vi al Señor Jesús que me dijo con benevolencia: Hija Mía mira Mi Corazón Misericordioso. Cuando me fijé en este Corazón Santísimo, salieron los mismos rayos que están en la imagen, como Sangre y Agua, y entendí lo grande que es la misericordia del Señor. Y Jesús volvió a decir muy amablemente: Hija Mía habla a los sacerdotes de esta inconcebible misericordia Mía. Me queman las llamas de la misericordia, las quiero derramar sobre las almas y las almas no quieren creer en Mi Bondad. De repente Jesus desapareció. Sin embargo todo el día mi espíritu estuvo sumergido en la sensible presencia de Dios, a pesar del ruido y de la conversacion que suele haber después de los ejercicios espirituales. A mi eso no me molestó para nada. Mi espíritu estaba en Dios, a pesar de que exteriormente yo tomaba parte en las conversaciones y hasta fui con una visita a Derdy.
Hoy empezamos la tercera probacion. Nos reunimos las tres junto a la M Margarita, porque las demás hermanas tenían la tercera probacion en el noviciado. La Madre Margarita empezó con una plegaria y una explicacion sobre lo que consiste la tercera probacion, y recordó lo grande que es la gracia de los votos perpetuos. De repente me vino un gran llanto. En un solo momento delante de los ojos de mi alma aparecieron todas las gracias de Dios. Las hermanas empezaron a reprenderme ¿porque se puso a llorar tanto?, pero la Madre maestra me defendió y dijo que eso no la asombraba. Terminada la hora fui delante del Santísimo Sacramento y como la miseria y la nada mas grandes, le suplique por Su Misericordia y que se dignara sanar y purificar mi pobre alma. De repente oí estas palabras: Hija Mi a todas tus miserias han sido quemadas en el fuego de Mi Amor, como una pajita arrojada en unas llamas enormes. Y con esta humillacion atraes a ti y a otras almas todo el Mar de Mi Misericordia. Y contesté: Jesús forma mi pobre corazon según Tu Divina Complacencia.
Meditacion
Ayúdame Señor, a que mis pies sean misericordiosos para que siempre me apresure a socorrer a mi prójimo, dominando mi propia fatiga y mi cansancio. Mi reposo verdadero está en el servicio a mi prójimo.
Ayúdame Señor, a que mi corazón sea misericordioso para que yo sienta todos los sufrimientos de mi prójimo. A nadie le rehusaré mi corazón. Seré sincera incluso con aquellos de los cuales sé que abusarán de mi bondad. Y yo misma me encerraré en el misericordiosísimo Corazón de Jesús. Soportaré mis propios sufrimientos en silencio. Que tu misericordia, oh Señor, repose dentro de mí.
Jesús mío, transfórmame en tu porque tú lo puedes todo.