martes, 3 de enero de 2012

Jesus..Tú eres la fuente abierta de salvación, en la cual deseamos sumergirnos para ser transformados con el poder redentor de tu Misericordia.


Todo lo tenemos en Cristo; todo es Cristo para nosotros. Si quieres curar tus heridas, El es medico. Si estas ardiendo de fiebre, El es manantial. Si estas oprimido por la iniquidad, El es justicia. Si tienes necesidad de ayuda, El es vigor. Si temes la muerte, El es la vida. Si deseas el cielo, El es el camino. Si refugio de las tinieblas, El es la luz. Si buscas manjar, El es alimento. San Ambrosio

¡Oh Dios de gran misericordia! bondad infinita,
hoy toda la humanidad clama, desde el abismo de su miseria,
a Tu misericordia, a Tu compasión, oh Dios;
y grita con la potente voz de la miseria.
Dios indulgente, no rechaces la oración de los desterrados de esta tierra.
Oh Señor, bondad inconcebible que conoces perfectamente nuestra miseria
y sabes que por nuestras propias fuerzas no podemos ascender hasta Ti,
Te imploramos, anticípanos Tu gracia y multiplica incesantemente
Tu misericordia en nosotros para que cumplamos fielmente
Tu santa voluntad a lo largo de nuestras vidas y a la hora de la muerte.
Que la omnipotencia de Tu misericordia nos proteja
de las flechas de los enemigos de nuestra salvación,
para que con confianza, como Tus hijos, esperemos
Tu última venida, ese día que conoces sólo Tú.
Y a pesar de toda nuestra miseria,
esperamos recibir todo lo que Jesús nos ha prometido,
porque Jesús es nuestra esperanza;
a través de Su Corazón misericordioso,
como a través de una puerta abierta,
entramos en el cielo. Diario de Santa Faustina, 1570).

¡Oh Corazón Misericordioso! En tu llaga bendita nos escondemos, descubriendo allí nuestro refugio y descanso... nuestra paz. En el inmenso océano de tu Corazón, nos sumergimos hoy, nosotros pecadores, esperando con confianza el don más hermoso de tu amor por la humanidad: Tu Misericordia”.

“Oh Jesús, tu Corazón traspasado es el océano de infinita Misericordia de donde manan, copiosamente, tu Sangre y Agua. Sangre que libera nuestros pecados, y Agua que purifica y vivifica nuestros corazones. Tú eres la fuente abierta de salvación, en la cual deseamos sumergirnos para ser transformados con el poder redentor de tu Misericordia.
www.corazones.org

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