miércoles, 18 de enero de 2012

Sé atenta para que no se te escape ninguna oportunidad que Mi Providencia te dará para santificarte."..


Oh Amor Eterno, deseo que te conozcan todas las almas que has creado Desearia hacerme sacerdote para hablar incesantemente de tu misericordia a todas las almas pecadoras, hundidas en la desesperacion. Desearia ser misionero y llevar la luz de la fe a los paises salvajes para darte a conocer a las almas y morir en el martirio, sacrificada por ellas como Tu has muerto por mi y por ellas.

"Me es sumamente agradable este decidido proposito tuyo de hacerte santa. Bendigo tus esfuerzos y te daré la oportunidad de santificarte. Sé atenta para que no se te escape ninguna oportunidad que Mi Providencia te dará para santificarte. Si no logras aprovechar una oportunidad dada no pierdas la calma sino que humillate profundamente ante Mi y sumergete toda con gran confianza en Mi Misericordia y asi ganaras mas de lo que has perdido, porque a un alma humilde se da con mas generosidad, mas de lo que ella misma pida.." Palabras de Jesus a Santa Faustina Diario 1361

Hoy deseaba ardientemente hacer la hora Santa delante del Santisimo Sacramento, sin embargo la Voluntad de Dios fue otra: a las ocho experimenté unos dolores tan violentos que tuve que acostarme enseguida; he estado contorsionandome por estos dolores durante tre horas, es decir hasta las once de la noche. Ninguna medicina me alivió, lo que tomaba lo vomitaba; hubo momentos en que los dolores me dejaban sin conocimiento. Jesus me hizo saber que de esta manera he tomado parte en su agonia en el Huerto y que El Mismo habia permitido estos sufrimientos en reparacion a Dios por las almas asesinadas en el seno de las malas madres. Estos dolores me han sucedido ya tres veces, empiezan siempre a las ocho hasta las once de la noche. Ninguna medicina logran atenuar estos sufrimientos.
Cuando se acercan las once desaparecen solos y entonces me duermo; al dia siguiente me siento muy debil. La primera vez eso me sucedió en el sanatorio.
Los médicos no lograron diagnosticarlo; ni la inyeccion, ni ninguna otra medicina me pudieron aliviar y yo misma no entendia que clase de sufrimientos eran.
Le dije al medico que jamas en mi vida habia tenido semejantes dolores; el declaró que no sabia que dolores eran.
Ahora si entiendo de que dolores se trata, porque el Señor me lo hizo saber...sin embargo al pensar, que quiza un dia vuelva a sufrir asi, me da escalofrios; pero no se si en el futuro sufriré de modo similar, lo dejo a Dios; lo que a Dios le agrade enviarme, lo recibiré todo con sumision y amor. Ojala pueda con estos sufrimientos salvar del homicidio al menos un alma.

“Amor eterno, llama pura, arde incesantemente en mi corazón y diviniza todo mi ser según Tu eterno designio por el cual me has llamado a la existencia y a participar en Tu eterna felicidad” (Diario, 1523).

“Oh Jesús, tendido sobre la cruz, Te ruego, concédeme la gracia de cumplir fielmente con la santísima voluntad de Tu Padre, en todo, siempre y en cualquier lugar. Y cuando esta voluntad de Dios me parezca pesada y difícil de cumplir, es entonces que Te ruego, Jesús, que de Tus heridas fluyan sobre mí fuerza y fortaleza y que mis labios repitan: Hágase Tu voluntad, Señor... Compasivísimo Jesús, concédeme la gracia de olvidarme de mi misma para que pueda vivir totalmente por las almas, ayudándote en la obra de salvación, según la santísima voluntad de Tu Padre...”
(Diario, 1265)

Misericordia Divina,que manó de la herida abierta del Corazón de Jesús - en Ti confío.

Misericordia Divina, encerrada en el Corazón de Jesús para nosotros y especialmente para los pecadores - en Ti confío


Misericordia Divina, única esperanza de las almas desesperadas - en Ti confío.

Oh Dios Eterno, en quien la misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable, vuelve a nosotros Tu mirada bondadosa y aumenta Tu misericordia en nosotros, para que en momentos difíciles no nos desesperemos ni nos desalentemos, sino que, con gran confianza, nos sometamos a Tu santa voluntad, que es el Amor y la Misericordia Misma” (Diario, 949).

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